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En Venezuela se libra 'una batalla entre David y Goliat'

  • Agencias
  • 21 may 2017
  • 4 Min. de lectura

Un manifestante frente a la policía este sábado. Foto: AFP

Decenas de miles de opositores tomaron de nuevo las principales avenidas de Venezuela a 50 días del arranque de unas masivas protestas contra el presidente Nicolás Maduro y volvieron a enfrentarse en Caracas con las fuerzas de seguridad.

Este sábado, la opositora Mesa de la Unidad Democrática convocó a una concentración en el tramo este de la principal autopista de Caracas y en las principales ciudades del país, que denominaron Somos Millones.

En el este de la capital, los manifestantes intentaban marchar hasta la sede del Ministerio del Interior y Justicia en el centro de Caracas, pese al persistente bloqueo que han ejercido en otras movilizaciones los efectivos policiales para evitar su llegada a la sede de los poderes públicos.

Durante el recorrido de la marcha que desembocó en el destino acordado en Caracas no se observaron policías uniformados con sus equipos antimotines. La llegada estaba lejos del centro de la capital venezolana. Pero cuando el líder opositor, Henrique Capriles, sobre la plataforma de un camión, animó a los manifestantes para que marcharan hacia la sede del Ministerio del Interior y Justicia, los funcionarios se alistaron para impedir el paso.

En medio de estos disturbios, al menos 46 personas han fallecido en las últimas seis semanas, según el reporte de la fiscalía.

"Sigo aquí a pesar de todo esto, sin miedo, porque hay que apoyar y tumbar esto con resistencia", dijo a la AFP Leonard Quintero, un estilista de 40 años, en el centro de la capital venezolana.

Muy cerca del destino final de la movilización opositora, miles de seguidores de Maduro se concentraron frente al Palacio de Miraflores en apoyo al mandatario.

Esta diaria contienda está siendo acompañada de una cada vez más intensa presión diplomática para doblegar al régimen y obligarlo a desistir de sus planes de convocar a una Asamblea Nacional Constituyente sectorial.

El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, es uno de los contrincantes más enconados del régimen y ha convertido la crisis de Venezuela en el principal tema de su agenda. Este sábado volvió a la carga con una idea: “Ya es hora de una negociación definitiva para acordar los términos del restablecimiento de la democracia”, señaló en un comunicado.

Almagro ha recordado que las muertes ocurridas en mes y medio “son el trágico resultado de un régimen que se obstina en no reconocer que la única salida viable a la crisis en que sumió al país es convocar a elecciones generales ya”.

Entretanto, en la ciudad de San Cristóbal en el estado Táchira, fronterizo con Colombia, la concentración también fue dispersada por las fuerzas de seguridad y médicos dijeron a Reuters que al menos cuatro personas resultaron heridas. "Está muy mal que las autoridades estén poniendo a enfrentarse el pueblo contra el pueblo (...) El gobierno invierte más en perdigones y armas que en comida", dijo a Reuters María Díaz, una abogada de 33 años, cuando protestaba en la ciudad fronteriza.

La multitudinaria marcha de este sábado fue apenas menos concurrida que la del 19 de abril —denominada “madre de todas las marchas”—, que con cientos de miles de personas fue la más multitudinaria de esta ola de protestas que ha dejado cientos de heridos y unos 2.200 detenidos.

La crisis venezolana es una moneda al aire, pero la comunidad internacional, como lo solicitó Luis Almagro este sábado, intenta buscar una solución que permita que el chavismo gobierne conforme al estado de derecho.

Los presidentes de Colombia y Estados Unidos dedicaron unos minutos de la rueda de prensa posterior a su reunión del jueves en Washington al Gobierno de Maduro. Donald Trump señaló a Venezuela “como un problema horrible” porque la gente “no tiene con qué comer, hay escasez de alimentos y mucha violencia”. El mismo jueves el Departamento del Tesoro anunció sanciones contra 8 magistrados del Tribunal Supremo de Justicia.

Nicolás Maduro, heredero político del fallecido Hugo Chávez, acusa a sus adversarios de promover una insurgencia armada y activó recientemente una Asamblea Constituyente para buscar calmar la agitación política, que ha sido rechazada por la oposición y los representantes de la Iglesia Católica.

La marcha, denominada Somos millones, forma parte de las diarias protestas que buscan quebrar el monolítico grupo que apoya al presidente Nicolás Maduro. Foto: Reuters

Entretanto, los representantes diplomáticos de los países latinoamericanos continúan saliendo a cuentagotas de Venezuela. Las delegaciones de Chile y Colombia están sin embajador desde el comienzo de la crisis y no tienen fecha de regreso.

El viernes Honduras se sumó al grupo cuando anunció el retiro “por tiempo indefinido” de su encargado de negocios en Caracas.

Maduro enfrenta el rechazo de siete de cada diez venezolanos, según sondeos privados, en medio de la devastación económica, que se acentuó con la caída de los precios del petróleo en 2014..

Venezuela está completamente dividido y casi paralizado, en medio de un colapso económico que genera una severa escasez de alimentos y medicinas, y una inflación que según el FMI escalará a 720% este año. Un cóctel que se complementa con altos índices de criminalidad.

El principal apoyo de Maduro es la Fuerza Armada, con enorme poder político y económico, que en reiteradas ocasiones le ha expresado su "lealtad incondicional".

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