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Tregua en Alepo

  • intinews
  • 22 oct 2016
  • 3 Min. de lectura

Primero fueron ocho horas, luego 11, más tarde 24... Ahora no se sabe a ciencia cierta. Rusia y, por extensión, el régimen sirio de Bachar el Asad, han ido prolongando desde el jueves lo que han llamado "pausa humanitaria" sobre Alepo. Moscú se refiere así al cese de los bombardeos sobre la franja este de la ciudad siria, poblada todavía por alrededor de 250.000 personas y con fuerte presencia de fuerzas rebeldes.

Europa, en boca de su diplomática de más alto rango, Federica Mogherini, saludó la iniciativa, aunque la consideró insuficiente. Naciones Unidas recogió el guante para organizar la evacuación de heridos -solo quedan en la zona siete hospitales y 35 médicos-. Pero la diplomacia se topa con la realidad del terreno. Según ha evaluado la propia ONU, no se dan las condiciones de seguridad para entrar.

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La tarea, para llevarla cabo en 24 horas, es descomunal. La ONU no llega al este de Alepo desde el pasado 7 de julio. Otras organizaciones como Médicos sin Fronteras (MSF) lograron adentrarse en agosto con provisiones médicas, aunque no con el cargamento deseable (80 toneladas de las 100 previstas). En esta ocasión, la organización, muy activa en Alepo desde 2012 y que da apoyo a los siete hospitales todavía operando, ha manifestado que no ha estado implicada en las negociaciones ante el cese de los bombardeos. "Durante ese periodo", ha señalado a preguntas de este diario Pablo Marco, responsable de operaciones en Oriente Próximo, "MSF no ha llevado a cabo ninguna operación humanitaria". Ni parece que vaya a hacerlo.

La franja oriental de la ciudad está completamente aislada tras el cierre del paso de Ramusa, por el sur, y la ruta Castello, por el norte. La circulación de los vehículos desde o hacia la frontera turca no es fácil. Primero necesitan el permiso del régimen sirio, que parece que tienen, y luego cruzar zonas controladas por los rebeldes, que tampoco lo ponen fácil.

La última tregua alcanzada entre las partes, que entró en vigor el pasado 12 de septiembre bajo el auspicio de EEUU y Rusia, fue un desastre en el apartado humanitario, pese a las quejas de la ONU. Más de una semana estuvieron apostados en la frontera turco-siria 40 camiones de la Media Luna Roja, que lleva provisiones desde el exterior hacia las zonas sitiadas (18 localidades en todo el país), sin poder siquiera poner una rueda en la provincia de Alepo. Y por eso se calcula que a final de mes, a los alepinos de los barrios sitiados se les agote la comida. Entre los obstáculos que se les puso a los vehículos, algunos tan rocambolescos como problemas con los carnés de conducir. Resolver esas dificultades con un anuncio de tregua sorpresivo y para 24 horas resulta sin duda una ardua labor.

Tras el fracaso del cese de hostilidades se inició la campaña aérea más "intensa" que la ONU ha registrado en los cinco años de conflicto, con un balance provisional de unos 500 muertos, más de un cuarto de ellos menores de edad. La rabia con que Ban Ki-moon o el Alto Comisionado de Derechos Humanos, el jordano Zeid Ra’ad Al Hussein, han descrito en las últimas horas lo que pasa en el interior es muy significativa: Ban mencionó este jueves, en una intervención sobre el asedio de Alepo, dos lugares tachados por la palabra "genocidio": Ruanda y Srebrenica. Al Hussein, en una nota difundida este viernes ha manifestado que Alepo se ha convertido en un "matadero", donde se mezclan niños atrapados entre los escombros y "mujeres embarazadas bombardeadas". El jordano, sin eludir las agresiones de las fuerzas rebeldes, ha responsabilizado al régimen y sus "aliados" de la mayoría de las muertes entres los civiles.

Mientras, las evacuaciones no arrancan. De nuevo, las fuerzas anti-Asad parecen poco favorables a esta tregua anunciada por Moscú. Tachan de fallido el plan de la ONU para sacar a los heridos y acusa a la organización de beneficiar a Rusia: "La iniciativa [de la ONU]", dicen las ramas política y militar de la oposición en un comunicado difundido a los medios, "llega al tiempo que el régimen de El Asad lleva a cabo operaciones de desplazamiento forzoso en Moadamiya, Qudsaya y Alhama". Damasco y Moscú defienden precisamente que el alto el fuego sirva para que civiles y armados del este de Alepo usen los corredores abiertos hacia la frontera, una posibilidad que los insurgentes han desechado por abrir la puerta a que toda esa zona, una vez desalojada, quede franca a un bombardeo definitivo. La ONU ha apostillado que su plan de evacuación solo afectaría a heridos o enfermos y no a otros civiles del este de la ciudad.

Con información de El País

Fotos: Internet

 
 
 

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