"En el caso del fujimorismo, la misoginia es programática y constante"
- intinews
- 19 may 2016
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Olga Calapuja Condori (36) y Teófila Gutiérrez Mamani (32) son las personas que fallecieron el martes último en un accidente de tránsito protagonizado por una camioneta rural Hyundai Tucson de placa A4Z-030 que se despistó en la vía Azángaro – Juliaca (región Puno). El vehículo se despistó y volcó tras participar de las actividades proselitistas de la candidata Keiko Fujimori. Producto del accidente también resultaron heridas Roxana Rosello Yucasi (22) y Ricardina Martínez Yucasi (56), quienes junto las occisas fueron trasladadas por el comité provincial de Fuerza Popular para asistir al mitin de Keiko Fujimori en Azángaro.
Según manifestaron los familiares de las víctimas, en la combi también estaba a bordo la coordinadora de Fuerza Popular de la provincia de Azángaro, quien se dio a la fuga luego de ocurrido el accidente.
"En el caso del fujimorismo, la misoginia es programática y constante" es el contundente análisis que comparte el crítico y columnista peruano Gustavo Faverón Patriau en su cuenta de Facebook a raíz de los decesos de dos simpatizantes fujimoristas en Puno tras asistir a un mitin de Keiko Fujimori.
A continuación compartimos el texto completo:
"Una camioneta rural se despista en Azángaro, dos mujeres mueren, otras dos quedan heridas, una quinta se da a la fuga. Las cuatro primeras eran comuneras de Tequena. Habían sido llevadas hasta allá en esa camioneta para que se sumaran a una manifestación de Keiko Fujimori. La que se dio a la fuga tras el accidente era la coordinadora de Fuerza Popular en la provincia de Azángaro, quien convenció a las otras de asistir al mitin "a cambio de un incentivo económico", según informa RPP. De inmediato me viene a la mente ese otro mitin organizado por Vladimiro Huaroc con una asociación de mujeres huancaínas a las que hacían jurar que votarían por Keiko Fujimori, otra vez a cambio de regalos. También me viene a la mente Ruth Thalía Sayas, la chica que murió asesinada tras venderle sus secretos personales a los buitres de la televisión. Qué fácil es aprovechar la zozobra económica de los más pobres; con cuánta frecuencia la miseria material de las mujeres peruanas acaba con ellas muertas al borde de un barranco o en una zanja o en una carretera. En el caso del fujimorismo, la misoginia es programática y constante: las esterilizaciones forzadas, la ley anti-Susana Higuchi, las torturas a Leonor La Rosa y Mariella Barreto, los clubes de madres explotadas, la movilización de miles de mujeres en todo el país, a cambio de dádivas y migajas, para llenar una plaza, la permanente campaña para no reconocer su derecho a decidir sobre su cuerpo. Una campaña que corresponde al escenario en el que es construida: diseñada en una cárcel, ejecutada en las casas de un investigado por narcotráfico, transmitida en secreto, financiada desde el anonimato. Todo con la expectativa de cambiar la prisión por Palacio de Gobierno. Incluso la larga y tortuosa utilización de la misma Keiko Fujimori como cara nueva del fujimorismo, desde el final de su adolescencia, tiene en sí misma mucho de misoginia".
Fuente: Facebook
Foto: Internet


















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